“Las redes sociales funcionan incentivando la divulgación de noticias falsas y de opiniones extremas porque es lo que más capta la atención de los usuarios. En mi opinión, en la mayoría de las democracias acabamos de empezar el proceso de polarización política”. (Niall Ferguson, historiador, escritor y profesor británico).
En el mes de octubre de 2021, se publicó en los medios de comunicación la identidad de la persona que había filtrado a The Wall Street Journal una serie de documentos internos de Facebook que, según esta, desvelan que la compañía tiene como política el fomentar el odio y la ira entre sus usuarios a través del mecanismo de los algoritmos, con la finalidad de obtener mayores beneficios, así como que este gigante tecnológico es consciente del daño mental que Instagram (una de las empresas del grupo) está ocasionando a los jóvenes, y que, sin embargo, no hace nada para remediarlo. A esta revelación se le ha denominado «Archivos de Facebook» o “Facebook Files”.
Esta persona es, nada más y nada menos, que una antigua trabajadora de Facebook. Se trata de Frances Haugen, científica de datos que formó parte de Civic Integrity, un comité de la compañía dedicado a evitar usos ilegítimos de sus mecanismos internos y vigilar las externalidades negativas que pudieran provocar, lo cual permitió su acceso a los documentos que posteriormente filtró a The Wall Street Journal.
Facebook clausuró esta unidad ética después de las elecciones estadounidenses de 2020, justo en el momento en que las conspiraciones de fraude electoral se dispararon, terminando en el asalto al Capitolio para evitar el nombramiento de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos. No obstante, Nick Clegg, representante de Facebook, negó, de forma rotunda, que la compañía hubiera desempeñado algún rol en los eventos de ese día.
Pues bien, la documentación interna publicada en el periódico estadounidense, y elaborada a partir de informes y presentaciones internas y de conversaciones online entre empleados, fue obtenida por Haugen en el mes de mayo de 2021, cuando decidió marcharse de Facebook al comprobar que su política no iba acorde con sus valores profesionales y personales.
En este sentido, la exempleada sostuvo, en una entrevista concedida al programa de televisión estadounidense 60 Minutes, que Facebook utiliza algoritmos que muestran contenido que provoca el enfado entre sus usuarios, porque es consciente de que esta emoción es la que provoca más reacciones, siendo que las publicaciones que producen un mayor número de interacciones son las que más dinero generan, debido a la publicidad relacionada.
En este sentido, Haugen ha mantenido que Facebook es consciente de que puede emplear algoritmos que no den prioridad a las publicaciones que promueven el odio y la ira, pero que no lo hace porque, en estos casos, las personas pasarían menos tiempo en Facebook, accederían a menos anuncios y, por ende, Facebook ganaría menos dinero.
Asimismo, Haugen ha llegado a sostener que los estudios internos realizados por Facebook han detectado que Instagram promueve contenido y cuentas que promocionan la anorexia y el suicidio. En este sentido, ha afirmado que los propios documentos internos revelan que un 17% de los adolescentes cree que Instagram empeora sus trastornos alimenticios, y un 13,5% considera que esta plataforma fomenta pensamientos de suicidio.
Según ha manifestado la extrabajadora, mientras estuvo en Facebook pudo constatar que “se daban conflictos de interés entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. Y Facebook una y otra vez elegía aquellos que le beneficiaban, como ganar más dinero”. De acuerdo con Haugen, los equipos encargados de controlar este contenido controvertido no tienen el personal suficiente para hacerlo, y denuncia que la empresa actúa de una manera muy diferente al discurso que mantiene de forma oficial.
Haugen ha llegado, incluso, a intervenir en el Senado de Estados Unidos, respondiendo a las preguntas de los miembros del subcomité de Protección del Consumidor de dicha institución. Durante su participación, reiteró su acusación sobre la política nada ética llevada a cabo por Facebook, al mismo tiempo que exigió una normativa para evitar estas situaciones.
Demócratas y republicanos comparten la idea de que es necesario regular a los gigantes tecnológicos, pero discrepan sobre cómo hacerlo. Por otro lado, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha afirmado que los documentos internos de Facebook revelados por Haugen “dejan claro que la autorregulación no está funcionando” y que “refuerzan la gran preocupación que el presidente [Joe Biden] y legisladores de ambos partidos han expresado sobre el poder y la manera de operar de estos gigantes mediáticos”.
Por su parte, los representantes de Facebook, ante estas acusaciones de su antigua empleada, sostienen que Haugen ni siquiera había trabajado en las áreas con respecto a las cuales han recaído sus denuncias. De igual modo, han desmentido que la compañía fomente este tipo de contenido negativo-agresivo y dañino, considerando que los documentos internos revelados están sacados de contexto. El propio Mark Zuckerberg dirigió una nota a sus empleados en la que decía que “la mayor parte de nosotros no reconoce la imagen falsa que se está trasladando”.
Asimismo, Monika Bickert, vicepresidenta de política de contenido de Facebook, ha mantenido que «contrariamente a afirmaciones recientes sobre nuestra empresa, siempre hemos tenido el incentivo comercial para eliminar el contenido dañino de nuestra plataforma«, y que «evidentemente, en una plataforma construida alrededor de gente compartiendo cosas sobre las que están interesadas, inevitablemente se extenderá el contenido que provoca fuertes emociones. Pero es profundamente ilógico el argumento de que para obtener beneficio promovemos de forma deliberada el contenido que enfada a la gente«.
En último lugar, y según Bickert, los discursos de odio solo representan el 0,05% del contenido que ven los usuarios, y afirmó que «la compañía elimina el 97 % de esa información antes de que alguien lo denuncie«. Además, informó que Facebook había destinado, en el año 2021, “5.000 millones de dólares a combatir los discursos de odio, con una plantilla de 40.000 personas destinadas a este objetivo«.